jueves, 23 de julio de 2009

Mi vida sin celular

Lo prometido es deuda. Después de un experimento involuntario de una semana sin celular, bueno, dos realmente, prometí a un montón de gente moderna que escribiría mis “memorias”.

Las causas por las que me quedé sin celular no vienen al caso pero sí son un reflejo de que algunos usuarios necesitamos una solución un tanto más adherible cuando de estar comunicados se trata. Para mí, el celular debe poder quedarse en cualquier parte, caerse en cualquier sitio, desde cualquier altura y seguir funcionando como si nada pasara. Es más, creo firmemente que deben tener un beep post-mortem de las baterías cosa de que, a gente como yo, a quien se le puede haber caído en cualquier hendidura de un sillón y seguramente se le gastó la batería, el pitico pm me indique dónde está. Un pager. No es una idea muy innovadora.

Bien. La primera gran cosa que descubrí andando sin celular en el 2009 es que genera un nivel de alta tensión en los demás. Mucho más que el que me pudo causar en las primeras horas a mí. Lo notable es que hasta que la gente no sabía que no tenía, me trataba normal. Una vez enterados de que no había ni BB ni guaya hielo ni nada semejante a través del cual encontrarme, entraban a un estado de desesperación y sentían una necesidad de mantenerse comunicados conmigo; hasta a gente que nunca en su vida me ha llamado desde que tengo celular (y eso, que tuve uno de los grises tipo inalámbrico casero).

Algo maravilloso es que recuperé momentos de silencio. En el carro, en el baño, en el camino de un lugar a otro, de repente volvió a aparecer un silencio que no sólo es constantemente interrumpido por las llamadas de otros sino que uno frecuentemente trata de evitar llamando cuando tiene el aparato.

Hay una especie de necesidad de planificación previa que francamente había olvidado. Antes de salir de la casa hay que dejarlo dicho todo. Lo del señor que viene a arreglar la nevera, lo que se va a cocinar, a qué hora se pretende regresar, llevarse la lista de lo que falta del súper –cero soñar con la llamadita esa de “dime lo que hace falta”-. Sutil pero real, es necesario incluso despedirse. Asegurarse que uno se despide quiero decir. Porque con celular, pasa que a veces nos vamos y el otro anda por otro cuarto y no lo vimos e igual nos fuimos y le marcamos y le decimos que nos fuimos y en fin, ni nos vimos.

No tener celular es una gran fuente de stress materno. Ese poder llamar en cualquier momento y saber que te pueden llamar por cualquier cosa es una especie de cordón invisible de seguridad. Ahora que lo pienso, yo difícilmente llamo porque el tiempo que pasa entre estar con los niños y no, no es tan largo. Sólo cuando están enfermos o se portan mal o tienen alguna actividad especial (bueh, digamos que algunas veces); el caso es que independientemente de cuánto se estila llamar para saber o para dar instrucciones, no poder hacerlo genera una sensación de inseguridad y falta de control que verdaderamente podría catalogar de innecesaria.

Es de rigor olvidarse de llegar a los sitios a recoger a alguien y no tener que bajarse. Se tiene que volver a recurrir a la ruidosa costumbre del taxista-rompe-oídos con la bocina o simplemente hay que bajarse, tocar el timbre, avisar que se está esperando a alguien y ver con el ojito de atrás que no le vayan a robar a uno el carro.

La valentía se hace un poco más peligrosa. A mí me pasó que unos motociclistas venían en vía contraria por mi carril y decidí no quitarme, sólo para darle un cantazo con mi vidrio lateral retrovisor a estos “linces” que andaban en su 125. Yo, orgullosa de no haber cedido mi posición, los veo tambalearse por el retrovisor y de inmediato caí en pánico porque…no tenía celular, a quién llamaría si los tipos decidían devolverse? Anoté en una libreta: no pasarme de valiente cuando no tengo “los poderes”.

Hay mucho más de qué hablar cuando uno no tiene celular. Inmediatamente a lo que haces le cae un velo de misterio que interesa a los demás (esposo, compañeros de trabajo, familiares). Así hayas hecho lo mismo que todos los días cuando sí tienes cel, te reciben preguntando “y qué? Qué hiciste? Dónde estabas? Cómo te fue? Pero cuéntame más…”

Se da uno cuenta de lo innecesario de una buena parte de las llamadas y conversaciones que suele sostener mientras debe estar haciendo otra cosa. Fomenta la concentración en la tarea que se está realizando o la actividad que se está viviendo. Y eso, eso es un bien escaso que está desapareciendo en nuestra sociedad.

El don de la ubicuidad desaparece. De repente ya no podemos aprovechar para estar en la oficina mientras estamos en la sala de espera del médico. Debo reconocer que realmente hay cosas que echan a andar precisamente en esa llamadita.

Tener un celular es un asunto de libertad. Está claro –u orange-. Es poder hacer la señal de humo desde donde nos da la gana. Es como la democracia de la comunicación. Y tal como la democracia, hay que saber usarla para que salga bien.

Tan solo una nota más: mi regreso al mundo de la comunicación ha sido a través de un muy básico aparato Huawei con el que he descubierto lo que segurito saben desde hace mucho las compañías de telecomunicaciones…a más lindo el celular, más minutos al aire. Porque yo, con este, muchas veces sólo por no sacarlo, no tocarle sus teclitas feas y no bregar con el arcaico modo de remarcado, prefiero ni llamar.

viernes, 10 de julio de 2009

1er encuentro de planning de RD

Este próximo 29 de julio de 2009 tendremos el 1er encuentro de planning de la República Dominicana con la participación de Luis Pedro Toledo y Josafat Solís, cabezas de planning de JWT Latinoamerica y McCann Erickson Latinoamerica, respectivamente. También tendrán ponencias importantes Wanda Montero, Directora de Investigación de Mercados de 5 Hormigas Caribe y Franz García, Director Creativo General de Ignite/JWT.

En una mesa redonda tendremos la participación de algunos planners locales que se han dedicado a hacer surgir esta disciplina en nuestro país como son Tansi Santos y Laura Vicens, de Partners Ogilvy y Publicitaria Interamerica. En esta mesa redonda también tendremos la participación de otros por confirmar y que han impulsado el desarrollo del pensamiento estratégico en las agencias.

Desde cómo hacer planning en el tercer mundo hasta cómo usar la investigación de mercado de modo verdaderamente útil, los temas de las ponencias prometen darnos una perspectiva realista de la práctica en nuestros mercados y estandarizar el conocimiento alrededor del mismo.

El encuentro es válido para planners en ejercicio y en alma. Así que a quien interese el tema, es bienvenido.

Este encuentro está siendo posible gracias a la colaboración de 5 Hormigas Caribe, Unibe, McCann-Erickson e IgniteJWT además de los propios participantes quienes ponen su talento de manera altruista para contribuir con el crecimiento de nuestra industria.

Para más detalles sobre cómo participar: soraya@5hormigas.com ó 809 567 9537

El cupo es verdaderamente limitado y selecto, de modo que yo tú, llamaría ahora.