viernes, 4 de julio de 2008

Del gran slogan al pequeño letrero

Mis cercanos me reconocen por ser una defensora de la “queja formal” ante los representantes de las marcas. Son conocidas mis historias sobre la Nevera de Corripio, la comprita en El Nacional, la cortina de Pórtico.

En todos esos casos en que lo que estaba recibiendo contradecía lo que decía la comunicación de la marca X, tomé la iniciativa de dirigirle mi queja a cada uno de los dolientes máximos de esas compañías. Y contrario a la creencia popular de “eso aquí no funciona”, funcionó. En todos los casos obtuve respuestas satisfactorias a mis pedidos.

La última evidencia fue ayer, cuando después de varios años ofendida, volví a Pórtico-a fuerza de necesidad- y me encontré con que habían colocado un letrero muy visible en el que nos informan su política de devoluciones (cuyo desconocimiento había sido la causa de mi incomodidad anterior y de haberles tenido que regalar la cortina que no me quisieron cambiar pues no me servía de nada ese tamaño).

Aplaudo la actitud, la responsabilidad y la correcta utilización de los vehículos de comunicación para decirnos cosas que, aunque pequeñas, realmente pueden salvar una relación. Si hace unos años me hubiesen informado esa política de manera clara y directa, no hubiera yo cambiado de tienda por tanto tiempo.

Y nosotros, los que les recomendamos grandes campañas e ideas a los clientes, también deberíamos estar pendientes de recomendarles las pequeñas piezas que traen a la realidad las promesas que escribimos, lindas, en los slogans.

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