Después de una breve pero maravillosa relación con mi Ibook, la necia esa decidió fallarme, de modo que, dolida, tuve que prescindir de ella. Sin embargo, mi amor por su familia es tan grande que decidí mantenerme fiel e iniciar otra, ojala más duradera relación con una hermana o prima. Decidí por una MacBook. No era necesariamente la que más me gustaba pero cuando sacaba cuentas era probablemente la que mas rápido podría pagar.
Entre averiguaciones que llegaron al punto de perseguir especiales en Spirit para ir a por la nueva novia ya que no podía esperar por asuntos de trabajo, me topo con la noticia de que lo más barato que puedo conseguir es tenerla conmigo por 400 dólares más de lo que cuesta. Y digamos que al 34, son 400 y son de los buenos.
Por primera vez en todas las consideraciones de color, userfriendlybility, representación de mi personalidad, amor por sus comerciales, admiración por Mr. Jobs- con una cierta rabia, claro-, defensas públicas de como la manzana es más que un simple simbolito, intentos por robarme la de mi primo que es negra, y otras tantas más, se coló LA CONSIDERACION: en el fin de semana podía tener en mis manos por la módica suma de 685 dólares en total (solo 285 más que el excedente a pagar para tener mi MAC aquí en algún momento desconocido) una HP Special Edition, de cover blanco que según me explicaban por messenger, ante mi completa antiPCistica incredulidad, me haría olvidar rápidamente que quería una MAC así fuera una de las beige que había en FCB cuando empecé esta carrera.
Cedí. Claro. Y hoy escribo esta confesión de que le he sido infiel a MAC y que, contrario a lo que podría pensar, no tengo ningún remordimiento. Me sigue gustando su publicidad, sigo pensando que es y será siempre más que una manzanita, creo que hasta la defenderé pero definitivamente ahora soy una especie de Brand Advocate que no es usuaria -si tal cosa se justifica- a la que HP logró acceder sorteando todo tipo de barreras emocionales con la más básica de las herramientas de marketing (perdonan los especialistas en Pricing), el precio correcto en el momento correcto.
3 comentarios:
Bueno, si ha sido por precio. No has peecado, hijo mío.
Ay Soraya, con cierta penitencia podrás redimirte.
Dicen que el hijo pródigo a su casa vuelve...el tiempo te hará de guiar otra vez hacia esa senda perdida que a casa te llevará...
Un beso!
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